La
obra se Valle-Inclán se puede dividir en tres etapas: una primera desde sus
inicios hasta las Sonatas, una segunda desde las Sonatas hasta los Esperpentos,
y una tercera propiamente esperpéntica.
En
su primera etapa, tras haber publicado bastantes cuentos, Valle escribe varios libros de relatos, obras
refinadas con influjos franceses e italianos. Pero sin embargo, lo más
destacado de esta primera etapa son las Sonatas: en ellas se suceden aventuras
y amores del Marqués de Bradomín, narradas con una prosa rítmica, refinada y
rica en efectos sensoriales.
En
cuanto a la segunda etapa, podríamos considerarla como la “esperpentización”
que precede al esperpento. Aquí se
encuentran ya mezclada la exquisitez estilística modernista con un lenguaje rústico,
digno de las clases más bajas. Este contraste se puede observar en sus Comedias Bárbaras, en la trilogía La guerra carlista, en sus farsas y
dramas, y también en su obra poética.
Con
esto llegamos a 1920, época de los esperpentos. En este año se publican cuatro
obras importantísimas: Farsa italiana de
la enamorada del rey, Farsa y licencia de la reina castiza (sátira política
sobre el reinado de Isabel II), Divinas
palabras y Luces de bohemia.
Desde este momento Valle-Inclán inicia una deformación sistemática con el
objetivo de criticar, y a medida que avanza el tiempo lo hace con más
ferocidad.
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