La época en
la que se publicó Luces de Bohemia,
fue una de las más convulsas de la historia reciente de España. A principios del
siglo XX, en España se respiraba un malestar creciente entre clases que derivaría
en graves enfrentamientos ideológicos.
La
sociedad española se dividía en una oligarquía conservadora que controlaba las
elecciones, una burguesía reformista de la que surgían intelectuales
descontentos, y una clase obrera explotada que actuó de mecha para los
movimientos revolucionarios.
Además,
durante la Primera Guerra Mundial España se convirtió en proveedora de los
países enfrentados, lo que provocó una gran inflación e incrementó el abuso de
los patronos sobre los proletarios. Tras la guerra, la crisis de agravó más y
el general Primo de Rivera impuso una dictadura (1923-1930) con el beneplácito
del rey. Solucionó algunos problemas, pero los ideológicos permanecieron.
Luces de bohemia constituye
en sí una crítica a la situación social de España. La obra está cargada de
constantes referencias a hechos como la Semana Trágica y personajes políticos
como Romanones, así como críticas al mal gobierno (como cuando Don Latino se
refiere al “Ministerio de desgobernación”) y a otros aspectos de la sociedad.
Por
otro lado, supone una gran innovación con respecto al teatro conservador de la
época. Dicho teatro rechazaba las innovaciones formales y continuaba la línea
melodramática de José Echegaray y la del género costumbrista.
Dentro
del mismo teatro innovador, representado por Unamuno y Gómez de la Serna,
Valle-Inclán va más allá. Su teatro presenta una visión profundamente expresiva
no vinculada a ninguna corriente anterior. De esta “libertad” surgió un nuevo
género teatral: el esperpento.
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