Luces
de bohemia se sitúa más o menos en 1920, hacia el final de una de las etapas
más convulsas en la historia de España: la “Restauración”. En 1867, Isabel II
se había visto obligada a dejar el trono a causa de la revolución de “la
Gloriosa” (en la obra aparece una referencia cuando don Latino dice: “Yo fui a
París con la Reina Doña Isabel”).
En
1874 se restaura la monarquía en Alfonso XII y se instaura un nuevo sistema
político ideado por Cánovas de Castillo, basado en la alternancia del partido
conservador y el liberal, con la monarquía por encima de todo. Los resultados
electorales estaban pactados y a nivel local, provincial y regional, los
caciques controlaban el electorado. Llevarse bien con un cacique equivalía a
tener éxito político y el nepotismo estaba a la orden del día.
Esto
hizo Maura, el político más nombrado en la obra, con calificativos tales como
“charlatán” o “rey del camelo”. Maura
fue especialmente impopular a partir de la Semana Trágica. A esta también se
hace referencia cuando el preso catalán dice: “No quise dejar el telar por ir a
la guerra y levanté un motín en la fábrica. Me denunció el patrón…”
Cabe
destacar también que en la obra se arremete contra el capitalismo y el
conformismo burgués en contraste con el pueblo que vivía en condiciones de
hambre y miseria, pero que sin embargo no aparece idealizado, sino con toda su
degradación moral.
Por
último, mencionar también la protesta que se hace contra la represión policial,
especialmente patente en la escena en la que muere el niño a consecuencia de
una revuelta callejera. Tal como resume Max Estrella: “La Leyenda Negra, en
estos días menguados, es la Historia de España”.
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