El
reinado de Carlos IV estaba en continua
decadencia. Tras la implantación del liberalismo en Francia, España le
declaró la guerra y fue derrotada. España pactó con Francia (Paz de Basilea)
para evitar ser invadida por el poderoso ejército napoleónico. Esto despertó el
recelo de Gran Bretaña, lo que desembocó en un conflicto. En la Batalla de
Trafalgar, la armada española fue devastada.
La derrota agravó aún más la
crisis de la Hacienda, mermada por el descenso de los ingresos procedentes de
las colonias ya que los británicos controlaban el tráfico marítimo. Para
arreglar la situación, Godoy emprendió una serie de reformas que no tuvieron
efecto sobre la economía pero sí sobre la sociedad: acentuó el odio que el
clero y la nobleza ya le tenían por su condición de hidalgo. Los campesinos
también se mostraron descontentos por los nuevos impuestos y por la situación
de miseria y hambre como consecuencia de la crisis.
Con la firma en 1807 del tratado
de Fontainebleau, que permitía al ejército francés entrar en España para conquistar
Portugal, con la condición de que posteriormente quedaría repartida entre
España y Francia, la situación empeoró aún más.
El creciente malestar estalló el
18 de marzo de 1808 con el motín de Aranjuez. Allí se encontraban los reyes que
habían huido hacia el sur temiendo una invasión por parte de las tropas
francesas. El motín estaba dirigido por la nobleza y el clero aunque los
“plebeyos”, también molestos con la situación, participaron también. La
intención era que Godoy fuera destituido y Carlos IV abdicara en su hijo, y lo
consiguieron.
Este hecho dejó aún más clara la
profunda crisis que vivía la monarquía. Carlos IV solicitó ayuda a Napoleón
para recuperar el trono y éste le llamó para que acudiera a Bayona junto a su
hijo Fernando. Una vez allí, ambos abdicaron en Napoleón, y semanas más tarde
Carlos María Isidro y el “tío Antonio” hicieron lo mismo, renunciando a todos
sus derechos dinásticos.
El francés, que ya era el
legítimo soberano de España, nombró rey a su hermano José y convocó Cortes para
poder aprobar una Carta otorgada y ratificar al nuevo monarca. La Carta (el
Código de Bayona), establecía la igualdad de los españoles ante la ley, en los
impuestos y en el acceso a los cargos públicos.
La inmensa mayoría de la
administración borbónica pasó a formar parte del nuevo gobierno y José inició
una serie de reformas encaminadas a acabar con el Antiguo Régimen. Sin embargo,
pocos fueron los apoyos que recibió.
Para la mayor parte de la
población, el nuevo monarca no era legítimo, sino que había llegado al poder
por medio de las armas. Además, el hecho de que fuera extranjero no ayudaba,
Por otro lado, las tropas napoleónicas habían actuado violentamente contra los
españoles. Por todos estos motivos, el pueblo luchó en todo momento por
expulsar a los franceses de sus tierras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario