viernes, 10 de junio de 2016

PAU HISTORIA DE ESPAÑA - Las causas de la descomposición del sistema de la Restauración entre 1917 y 1923

A principios del siglo XX, el sistema de la Restauración había empezado a cojear; el desastre del 98 no causó mucho daño pero sí evidenció algunas debilidades. En los años siguientes se producirían una serie de hechos que irían desgastando poco a poco el sistema. Acompañadas del deterioro político, se sucedieron revueltas del proletariado, que había empezado a organizarse en sindicatos, y quejas de los militares que hasta el momento habían estada tranquilitos con sus privilegios.

A partir del año 1917 se agravó la situación a causa de la pasividad renovadora de los partidos dinásticos y la fragmentación y consecuente debilidad de la oposición. No solo esta estaba dividida, sino que la falta de líderes claros en el bando dinástico provocó su fragmentación en distintos grupos incapaces de ponerse de acuerdo para lograr mayorías estables. Se intentó recurrir a “gobiernos de concentración”, el más relevante de los cuales fue el “Gobierno Nacional” impulsado por Maura que intentó reunir a los líderes dinásticos y a los regionalistas catalanes, pero las diferencias entre ellos lo condenaron al fracaso absoluto. Tras esto se retornó al turno de partidos, pero la inestabilidad era demasiado patente (20 gobiernos entre 1918 y 1923). Las trampas electorales no fueron suficientes para que alguno de los partidos dinásticos consiguiese mayoría y terminaron por suspender constantemente las garantías constitucionales y cerrar el Parlamento.

 En el plano obrero, la situación también había llegado a límites peligrosos. El fin de la Primera Guerra Mundial supuso dejar de exportar a los países enfrentados, por lo que en España el paro se disparó junto con los precios. Además, el triunfo de la revolución bolchevique dio alas al proletariado que se movilizó y organizó como nunca en sindicatos. Las regiones industriales se vieron afectadas por las huelgas, sobre todo en Barcelona, donde en 1919 la huelga de La Canadiense dejó sin electricidad a la mayor parte de la ciudad durante largo tiempo. El acuerdo final con la patronal no fue cumplido por esta y la huelga se reanudó con más dureza y represión hacia los obreros.

En Andalucía la revuelta logró tal éxito que muchos municipios llegaron a estar controlados por comités de huelga en lo que se conoce como el trienio bolchevique (1918-1921). Los socialistas y principalmente los anarquistas impulsaron quemas de cosechas y ocupación de tierras.  Córdoba se convirtió en la capital del movimiento y desde allí se extendió por toda Andalucía, La Mancha y Extremadura. Pero la revuelta encontró su fin con la declaración del Estado de guerra, la prohibición de las organizaciones obreras y la detención de sus líderes.

Todo esto desembocó en la radicalización de las posiciones tanto de patronos como de obreros principalmente en Cataluña. Los patronos crearon la Federación Patronal y contrataron pistoleros para atentar contra dirigentes obreros, recurrieron frecuentemente al cierre de empresas y fundaron un Sindicato Libre que fomentaba la violencia contra los obreros. Ciertos grupos vinculados a la CNT (entre los que destacaron “Los Solidarios”) respondieron con más violencia y atentaron contra políticos, patronos y fuerzas del Estado.

La patronal barcelonesa exigió medidas para contener a los que eran sus empleados y enemigos y el gobernador civil de la ciudad condal (Martínez Anido) se dedicó a proteger a los pistoleros de la patronal, reprimir duramente a los sindicalistas y aplicar la Ley de Fugas. Durante este período conocido como el pistolerismo (1916-1923) murieron 226 personas entre las que se encontraba el presidente del gobierno, Eduardo Dato.


Pero sin duda, el hecho que colmó el vaso, fue el desastre de Annual en Marruecos. Esta zona había sido un foco de problemas dado que las tribus autóctonas eran una permanente amenaza para el ejército español, por lo que en 1921 se nombró al general Silvestre, amigo del rey Alfonso, para dirigir una ofensiva contra las tribus rifeñas que terminó en desastre (13000 muertos, incluido el general). Una investigación fue llevada a cabo para averiguar las causas del desastre y se descubrió una trama corrupta de venta de armas al enemigo en la que estaba implicado hasta el rey Alfonso XIII. El temor a que se pidieran responsabilidades políticas y se acabara con el sistema aceleró los sucesos y tanto el monarca como el ejército recurrieron a Primo de Rivera para imponer una dictadura militar que pusiera fin a la crisis. De este modo, el sistema de la Restauración, pasó a ser historia.

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